By Piero A. Tozzi, J.D. En coautoría con Aracely Ornelas
El Parlamento italiano aprobó la semana pasada una medida contundente que ordena al gobierno del país a promover una resolución de la Asamblea General de la ONU que condene "el uso del aborto como instrumento de control demográfico y reafirme el derecho de las mujeres a no ser obligadas a abortar”. La medida sorprendió a los observadores a favor de la vida en la ONU, ya que Italia casi siempre apoya a la mayoría de la Unión Europea cuando se toman medidas contrarias a los derechos de los niños en gestación.
La iniciativa del Parlamento estuvo comandada por Rocco Buttiglione, presidente de la Unión de los Demócratas Cristianos, y contó con el apoyo del Partido del Pueblo de la Libertad, al que pertenece el Primer Ministro Silvio Berlusconi, y la facción de los Centro Demócratas. Los parlamentarios de izquierda intentaron debilitar la propuesta al añadir un apéndice en el que se promovían los anticonceptivos; sin embargo, éste fue rechazado por mayoría de votos. No obstante, un número de políticos izquierdistas votaron a favor de la moción, la cual se estructura como una iniciativa común en la que se subraya el derecho de las mujeres a ser liberadas del aborto por coacción. El preámbulo también condena el aborto selectivo en función del sexo, el cual apunta, principalmente, a “al concebido de sexo femenino”.
Según se anticipó, la resolución de la Asamblea General requerirá una moratoria no vinculante sobre el aborto forzado diseñada a partir de una moratoria sobre el uso de la pena de muerte que fue respaldada por la mayoría de los Estados Miembro años atrás.
Antes que cualquier iniciativa de la ONU, Italia buscará el apoyo de los 27 Estados de la Unión Europea. El parlamentario europeo Carlo Casini, fiel defensor de la vida, propondrá una resolución parlamentaria europea a favor de la moratoria, la cual, en el caso de ser aprobada, representará la postura consensuada de la Unión Europea.
Si bien, en términos generales, se encuentran satisfechos, algunos defensores de la vida han expresado su preocupación respecto de ciertas afirmaciones de Buttiglione, quien es un respetado político católico y amigo del difunto Papa Juan Pablo II. Al notarr que la Administración Obama expresaba el deseo de encontrar un “territorio común” respecto del aborto tras el encuentro del Presidente estadounidense con el Papa Benedicto XVI, Buttiglione predijo que Obama respaldaría esta iniciativa. Algunos consideran que tal afirmación es excesivamente optimista.
Buttiglione también subrayó que se debe reducir el número de abortos. De este modo, hizo eco de las declaraciones de los católicos estadounidenses partidarios de Obama, como Douglas Kmiec. En una entrevista con el Corriere della Sera (principal diario italiano, de tendencia conservadora), Buttiglione se distanció aún más de sus intentos por oponerse a la legalización del aborto en el pasado, calificándolos como “un error”.
No obstante, Gianfranco Amato, abogado italiano que trabaja activamente con la organización pro-vida Scienza & Vita y que ha estado durante mucho tiempo asociado con Buttiglione, salió a la defensa de las intenciones de este último, indicando que su postura se basaba en intereses pragmáticos respecto del modo de hacer avanzar de la mejor manera posible el respeto por la vida. Amato informó a Friday Fax que las afirmaciones de Buttiglione sobre Obama eran sólo “prácticas y tácticas”, y que su accionar era coherente con el principio de que los políticos católicos deben evitar las consecuencias “nocivas” siempre que sea posible.
Italia es contradictoria en muchos aspectos. A pesar de su postura pro-abortista en la ONU, de su bajo índice de natalidad y del hecho que haya despenalizado el aborto en 1978, el país también hace alarde de contar con el clero y el laicado más impertérrito de Europa y con una ley nacional que prohíbe la experimentación destructiva con embriones que es considerada un modelo.
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