El tema del destino eterno de los niños muertos sin bautismo ha sido uno de los problemas que más dolores de cabeza ha dado a los teólogos de todos los tiempos. Este tema es muy importante, pues comprende a millones y millones de seres humanos. Y hay que tratarlo con la debida mesura, porque, sobre este punto, no hay ninguna definición dogmática. Por otra parte, ciertamente, hay que reconocer que la mayoría de los teólogos y sacerdotes actuales creen que estos niños van directamente al cielo y no se hacen más preguntas ni problemas......
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Quisiera darles paz a los que se preguntan por los niños victimas del aborto, están todos en la presencia de Dios, en el cielo junto a Dios padre y a Jesús. Acaso no recuerdan que Jesús dijo: Dejen a los niños venir a mi, no se lo impidais, porque de los tales es el reino de los cielos, bueno, el no dijo que tenían que estar bautizados, habló de todos los niños. que la paz del Señor los llene de gozo!!
ResponderBorrarEfectivamente, esa es la posición actual de la Iglesia y que se explica en este libro que nos obsequia el Padre Angel Peña. A su vez, debemos recordar que el nuevo Catecismo nos invita a orar por estas almas.
ResponderBorrarMartín
en ningun lado
ResponderBorrarigual q los q estan bautizados
e igual q donde vamos a ir todos
seamos testigos de jehova, catolicos, mormones,judios,islamicos etc.
en ningun lado
desap'arecemos
Yo creo en la buena predisposición de ser cristiano. Si no puedo por cáusas ajenas a mi voluntad, Dios Padre y Jesús, evaluarán mi vida, asimismo si tuviera mi nietito/a sin bautizar en circunstancioas que no son de su voluntad, y El me lo llama, además del bautismo de deseo mio, esta la intencionalidad, tambien sirce, creo especialmente en esto. Quien no lo entendemos: ¿cómo podemos llamar a Dios con el Padrenuestro como nos lo enséñó el Señor? Se trata de la Vida Eterna, y quien no se deben dudar mucho, El murió por nosotros, y por su infinita misericordia, nos savlamos, y si somos adultos y hemos pecado Jesús nos dará antes de morir la oportunidad de bautizarnos sacramentalmente o de deseo pòr la Intervención del Espiritu Santo. Adoremos entonces al Unico Dios, Uno y Trino, que nos ama, y tiene en sus manos nuestro peregrinar.
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