Corea del Sur: abren escuela para papás inspirada en San José.

Seúl (Agencia Fides) 10/3/2009 – El “trabajo de padre” es cada vez más difícil, expuesto a la sociedad de consumo y a la pérdida de los valores, en un tiempo en el que se vive una auténtica “emergencia educativa”: por esto la Iglesia en Corea ha lanzado una singular iniciativa abriendo las “Escuelas para los papás”, con el explícito objetivo de ayudar a las familias coreanas a ser más sanas, más felices y armoniosas.

Particularmente la Iglesia está dirigida a los padres de familia que tienden a descuidar a su familia por el trabajo y las ocupaciones cotidianas, ayudándoles a dar a la familia el rol central en su vida y ayudando a las familias a recuperar la indispensable presencia y figura del padre. El proyecto abarca por el momento las diócesis de Wonju y Daejeon.

En Wonju la “Escuela para papás”, dedicada a San José, abrirá sus puertas el 28 de marzo y los inscritos son padres de niños de las escuelas superiores de la región. La figura de San José será el punto de partida para reexaminar el rol del padre en la sociedad actual, en la familia del siglo XXI, y para reconsiderar las implicaciones psicológicas, sociales y espirituales que la ausencia del padre trae consigo, junto a las posibles desviaciones educativas que tocan a los hijos destinados a “crecer sin padre”.

En Daejeon, la “Escuela para papás” iniciará el 21 de marzo y está a cargo de la Comisión para la pastoral de las familias. Está abierta a los padres que tienen menos de 60 años y dirigida en modo especial a quienes tienen hijos adolescentes. En las lecciones se abarcarán temas como “la influencia paterna en el crecimiento de los hijos”, “sentimientos y exigencias de los padres de 40 y 50 años”, “la misión y el rol del padre”, “La espiritualidad del padre”. La iniciativa de la “Escuela para los papás” se sitúa en la general atención que la Iglesia coreana reserva a la familia, en contacto con las agresiones del consumismo y de la cultura hedonística. En la praxis pastoral eclesial se trata de evaluar el amor interpersonal y los valores espirituales, las virtudes importantes en el ámbito de la comunidad familiar.

La Iglesia espera llevar la atención de la sociedad hacia el modelo de la familia que vive en su interior una comunión de amor, que contempla un camino espiritual y que no busca solamente las necesidades materiales ni se sitúa como núcleo cerrado mas se abre a la solidaridad con el prójimo.