3.2.11

Uniones civiles:discriminando a la poblacion heterosexual

René Flores
Psiquiatra
Fuente: El Comercio 2/2/2011 Pág. a4

La polémica propuesta de Perú Posible sobre las uniones civiles hacen oportunas algunas precisiones: El debate sobre la homosexualidad resulta muy enconado y está en el centro de una lucha ideológica entre liberacionistas y conservadores en materia de sexualidad. Discusión que por lo general no atiende al avance en el conocimiento científico de la sexología clínica de los últimos 50 años.

Muchas personas que están a favor de la boda homosexual lo hacen porque creen defender derechos humanos. Siento decirles que están equivocados. Más bien quieren nuevos derechos que no posee la población heterosexual.

Es cierto que la homosexualidad causa gran sufrimiento a quienes la padecen y a sus familias. Las personas con atracción por el mismo sexo, en promedio, tienen una comorbilidad muy alta física y emocional: tasas de alcoholismo, drogadicción, depresión, suicidio, enfermedades de transmisión sexual –el sida es más de quince veces más frecuente– y tienen una expectativa de vida veinte años menor. Una proporción destacada de homosexuales lleva conductas de riesgo y son objeto de agresiones por practicar el sexo anónimo y vincularse con delincuentes y psicópatas.

Respecto a la adopción de niños, consideramos que su desarrollo normal requiere idealmente un ambiente con padre y madre. Hay estudios que revelan que los niños criados por padres de un mismo sexo –dos hombres o dos mujeres– presentan perturbaciones de conducta y rendimiento escolar. Otros estudios afirman que tal cosa no ocurriría. Mientras no se demuestre sin ninguna duda que esto es así, los niños no pueden ser, de ningún modo, sujetos de experimentación.

Además, las parejas gays tienen tasas de violencia más altas y los varones homosexuales mueren a temprana edad.

De otro lado, los grupos gays persiguen posicionarse políticamente. Su objetivo es cambiar el contrato social y han abandonado el interés en los problemas reales de las personas con ese desorden. Por eso es que en los países en los que se ha aprobado la unión homosexual una insignificante proporción de parejas hace uso de ese supuesto derecho. 

Organizaciones gays como el MHOL en Lima se autodesignan representantes de la población homosexual sin serlo. Los gays son personas contestatarias que usan su condición sexual para influir en la sociedad en su afán de devaluar el matrimonio y la familia tradicional. Pero, al contrario, la gran mayoría de homosexuales no gays son personas discretas que viven su sexualidad en forma privada como lo hacen los heterosexuales y no se identifican ni les interesa el programa gay.

Existe una agenda mundial gay LGTB (lesbianas, gays, transgéneros y bisexuales) para que la sociedad acepte la pretensión de que la homosexualidad es una forma más de actividad sexual.

La agenda persigue la aprobación de las uniones civiles, enseguida las bodas, luego la adopción, después la enseñanza de la homosexualidad en los colegios y finalmente rebajar la edad de los niños para mantener relaciones sexuales con adultos.

Un término digno de análisis es el de homofobia. Fue inventado por un psicólogo heterosexual en los años 60 para protestar por el rechazo que sufrían sus amigos homosexuales. Tuvo razón. Aunque frente a una conducta tan antinatural la gente no puede por lo menos dejar de sorprenderse e incluso mostrar cierto recelo.

No es desde luego una fobia y con el tiempo se ha deformado su significado y se tacha de esa forma al que dice algo que disgustaa los grupos gays (a mí me tachan de psiquiatra homolesbotransfóbico).

Esa palabra es ahora un fenómeno cultural, un instrumento de minorías políticas, que tratan de combatir todo lo que denote o connote heterosexualidad, el repudiado heterosexismo.

Si se aprueba una ley sobre uniones civiles sería discriminatoria e inconstitucional por marginar a la población heterosexual,
al negarle derechos que gozaría el grupo homosexual. Debería ser extensiva a toda asociación de personas que vivan juntas con lazos de afecto. Por ejemplo un padrino que vive con dos ahijadas: estas tendrían derecho al seguro social del padrino y a herencia.

Una religiosa que viviera en comunidad y que por trabajar como profesora gozara de seguro social, tendría este que ser extensivo a todas sus compañeras de la congregación. Tres amigos heterosexuales que se quisieran mucho serían elegibles para un programa de vivienda subsidiada por el Estado y trato especial en materia tributaria como los matrimonios civiles.

2 comentarios:

  1. El Estado debería buscar una salida para proteger los derechos patrimoniales dentro de una pareja estable del mismo sexo. Si algunas personas se sienten ofendidas por el uso de la palabra matrimonio, pues que usen cualquier otra palabra para señalar una unión de hecho. Desde ese punto no veo cual sería el problema.
    Más cuestionable que el matrimonio o unión homosexual, es que homosexuales como Cacho, La Chola Chabuca entre otros aparezcan en la televisión a toda hora del día. No digo que no los contraten, pero da el caso que esas personas se valen unicamente de escándalos y excesos para llamar la atención. Mi comentario también va por las vedettes y todo programa que apela a lo sexual, morbo y huachafo para ganar unos puntitos de rating y en ese sentido tanto hetero como homosexuales caen en el mismo error.

    ResponderBorrar
  2. Anónimo12:06 p. m.

    El matrimonio fue instituido por el mismo Dios en la Sagrada Biblia leemos en el lib bro del Genesis que Dios los creo hombre y mujer.Y dijo Dios: Dejara el hombre a su padre y a su madre y se unira con su mujer.Seran una sola carne.

    ResponderBorrar