ROMA, 10 Jul. 09 (ACI).- Corrigiendo una confusión generada por recientes declaraciones de una autoridad vaticana, la Congregación para la Doctrina de la Fe (CDF) emitió hoy una clarificación confirmando las enseñanzas de la Iglesia sobre el mal llamado aborto "terapéutico", que "no ha sido ni nunca podrá ser" aceptado por la doctrina católica.
El documento es una respuesta, precisa, a la "manipulación e instrumentalización" de un artículo publicado por Mons. Rino Fisichella en L'Osservatore Romano del 15 de marzo de 2009, sobre el caso del aborto procurado a una niña brasileña de 9 años que había sido violada por su padrastro.
En el texto, Mons. Fisichella parecía criticar al Arzobispo local Mons. José Cardoso Sobrinho, lo que generó críticas de los medios seculares luego de confirmar que, de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia, todos los involucrados en el aborto, con excepción de la pequeña, estaban excomulgados.
La posición del Arzobispo Fisichella creó, especialmente en América Latina, una ola de artículos y editoriales señalando que la Iglesia había "suavizado" su posición sobre el aborto, y fue usado incluso políticamente en Nicaragua para tratar de revertir la prohibición a todo tipo de abortos.
Como consecuencia, "diversas cartas, también de parte de altas personalidades de la vida política y eclesial, han informado sobre la confusión", dice el documento de la CDF.
"Al respecto, la Congregación para la Doctrina de la Fe reitera que la doctrina de la Iglesia sobre el aborto provocado no ha cambiado ni puede cambiar. Tal doctrina está establecida en los numerales 2270-2273 del Catecismo de la Iglesia Católica", tras lo cual, la clarificación cita los numerales en su totalidad:
"La vida humana debe ser respetada y protegida de manera absoluta desde el momento de la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el derecho inviolable de todo ser inocente a la vida. 'Antes de haberte formado yo en el seno materno, te conocía, y antes que nacieses te tenía consagrado'. 'Y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo hecho en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra'".
"Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El aborto directo, es decir, querido como un fin o como un medio, es gravemente contrario a la ley moral.
No matarás el embrión mediante el aborto, no darás muerte al recién nacido. Dios, Señor de la vida, ha confiado a los hombres la excelsa misión de conservar la vida, misión que deben cumplir de modo digno del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son crímenes abominables"
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