3.12.09

Pronunciamiento de la Conferencia Episcopal sobre el aborto

Conferencia Episcopal Peruana

LA VIDA ES EL FUNDAMENTO
DE TODOS LOS DERECHOS HUMANOS

Los Obispos del Perú, ante la discusión pública que se le ha dado en estos días al tema de la despenalización del aborto por violación y por malformación, consideramos necesario emitir un pronunciamiento en defensa de la vida.

l. La Declaración Universal de los Derechos Humanos optó decididamente por la defensa de la vida. También nuestro ordenamiento constitucional vigente reconoce y protege la vida humana desde su inicio: la concepción.

2. Por ello la protección al niño por nacer no debe admitir excepciones ni dudas de ningún tipo. Desde la concepción se inicia el desarrollo de la vida, que no debe ser interrumpido por ningún motivo. El valor de la vida y su defensa desde el primer instante no se puede alterar sin causar un gravísimo daño al más genuino compromiso con el ser humano y sus derechos.

3. En este sentido afirmamos que no hay situación o dificultad humana que autorice matar a un inocente. Si se niega al niño por nacer su derecho a la vida caemos en el gravísimo riesgo de perder la coherencia que debe tener nuestro ordenamiento legal, pues tergiversamos gravemente el fundamento de la vigencia de los demás Derechos inherentes al ser humano: la defensa de la vida desde la concepción.

4. Cada ser humano tiene un valor único e irrepetible como lo afirmaba siempre el Papa Juan Pablo II. Por ello hacemos una seria invocación para que todos nos unamos en la defensa de la vida sin distinciones ni cálculos políticos ni religiosos. Debemos exigir que no aparezcan leyes crueles inicuas que autoricen la eliminación de los seres más indefensos.

5. La sociedad no debe admitir una tendencia exclusivamente materialista en la que sólo se le da valor y se privilegia lo que se considera útil. Una tendencia a evadir el dolor y no ver en él una ocasión de servicio, sería la corrosión del valor más importante para la convivencia social: la defensa de la vida desde la concepción, hasta la muerte natural. Entraríamos en una espiral que perjudica de manera abusiva a los más pobres e indefensos como son los niños por nacer.

6. No dejemos que se juegue con los sentimientos de nuestro pueblo y menos aún con los de la mujer peruana aduciendo casos dolorosos para justificar el delito del aborto, que es matar a un inocente indefenso. No maltratemos esta realidad sagrada, que es el respeto por la vida, para descalificar con frases agraviantes a quienes no piensan igual. Busquemos respuestas que defiendan toda vida humana, despertando la solidaridad, la fraternidad y el amor gratuito como el Papa Benedicto XVI nos acaba de enseñar en su última Encíclica, “Caritas in Veritate”.

7. Los peruanos, y de manera especial las madres de familia, siempre han dado pruebas de ser un pueblo generoso que acoge y defiende la vida, por ello hacemos un serio llamado a todas las instituciones para que juntos pongamos todos los medios para ayudar a los hogares en dificultades materiales, para sensibilizar a todos, a través de los medios de comunicación, en el respeto a toda vida ya que siempre es un valor sagrado que no se debe eliminar por ningún motivo. Se trata de ser o no ser, de existir o no existir, de seguir viviendo o ser aniquilados antes de poder decidir.

8. Nos preocupa el mensaje que estamos dando a las nuevas generaciones. ¿Cuál será nuestro futuro si a nuestros niños les decimos que una vida dentro del vientre de la madre puede ser eliminada, desechada? ¿Acaso su vida pudo serlo en algún momento? ¿Acaso ellos podrán eliminar una vida en el futuro?, ¿Este es el tipo de mundo que queremos construir?

9. Pedimos a nuestros médicos, fidelidad a su juramento hipocrático de defender la vida y los exhortamos que procuren siempre la defensa de todas las vidas que tienen en sus manos. En el caso de mujeres embarazadas, la vida de la madre y de su hijo por nacer, merecen protección y cuidado, porque todo ser humano, nacido o por nacer, posee la misma dignidad y el mismo valor.

10. Invocamos a quienes tienen la grave responsabilidad política de legislar sobre estas materias para que por respeto a la verdad científica y protegiendo un valor esencial sobre el cual se apoya toda la doctrina universal de los Derechos Humanos, tengan el valor de defender la vida siempre y en todas las circunstancias ya que es un don que Dios ha dado a la humanidad.

Recordemos la célebre expresión de la Madre Teresa de Calcuta: "El más grande destructor de la paz es el aborto porque, si una madre puede matar a su propio hijo ¿qué nos queda a nosotros, matarte a ti y tú matarme a mí? ¡No nos queda más que eso!”

Lima. 16 de octubre de 2009.

Los Obispos del Perú
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A continuación, pronunciamiento del Presidente de la Conferencia Episcopal

“EL CONCEBIDO ES SUJETO DE DERECHO EN TODO CUANTO LE FAVORECE”

1. La vida no nos pertenece, es posesión de Dios y ha sido puesta a nuestro cuidado. El hombre no es producto de sí mismo, así como la inteligencia no es producto de la casualidad.

2. El primer derecho de una persona es el derecho a vivir, que es el fundamento y condición de posibilidad para ejercer todos los demás derechos. A nadie le compete dárselo a unos y quitárselo a otros.

3. No es el reconocimiento por parte de otros lo que constituye este derecho, sino que es algo anterior, lo que implica que denegarlo constituye una injusticia

4. Así, la vida no puede ser suprimida por ninguna razón, ni sacrificada a favor de otros, aunque sea para salvar a alguien. Cuando se admiten derogaciones a este principio, se está abriendo la puerta al aborto, a la eutanasia y a cualquier otro procedimiento discriminatorio.

5. Quienes se inclinan por sacrificar la vida del feto en aras de resguardar la vida de la madre, aún en casos lamentables de violación, parten del presupuesto de que la vida de la madre tiene mayor valor que la del hijo, lo que es arbitrario y falso. Todos los seres humanos poseen la misma dignidad y el mismo valor.

6. Nuestra Constitución reconoce que la vida humana se inicia con la concepción, y señala que el concebido es sujeto de derecho en todo cuanto le favorece. Y el principal de esos derechos es precisamente el derecho a la vida.

7. Además, si nos ceñimos a los parámetros legales y a los preceptos constitucionales declarados con el más elevado espíritu de humanidad, la vida humana no es un derecho disponible.

8. Hay sectores que justifican algunos atentados contra la vida en nombre de los derechos de la libertad individual, y sobre este presupuesto pretenden no sólo la impunidad, sino incluso la autorización por parte del Estado con el fin de practicarlos con absoluta libertad y con la intervención gratuita de las estructuras sanitarias, que deben estar puestas al servicio de la vida.

9. Así pues, ninguna razón puede jamás dar objetivamente derecho para disponer de la vida de los demás ni siquiera en sus comienzos, sería absurdo plantear que el derecho considera sin valor o con menos valor a sujetos con determinadas diferencias física o psíquicas.

10. También el llamado aborto terapéutico es un camino a una sistemática planificación eugenésica de los nacimientos. Se va abriendo paso a una mente eutanásica, manifestación no menos abusiva del dominio sobre la vida, que en ciertas condiciones ya no se considera digna de ser vivida.

11. ¿Quién puede calcular los efectos negativos sobre el desarrollo de esta mentalidad? ¿Cómo podemos extrañarnos de la indiferencia ante tantas situaciones humanas degradantes, si la indiferencia caracteriza nuestra actitud ante lo que es humano?.

12. Corremos el riesgo de no escuchar más el llamado de nuestra conciencia a defender la vida, debido a una conciencia incapaz de reconocer lo humano e incapaz de reconocer el reclamo de la verdad moral. La verdad siempre perturba y jamás es confortable.

13. La vida, desde su concepción, nadie puede suspenderla o lesionarla; todo intento de justificar la eliminación de las criaturas por nacer, enfermas o discapacitadas, pone al descubierto la dificultad que se tiene para aceptar a la persona enferma, y evidencia el falso concepto de calidad de vida. Así, el hombre se quiere convertir en árbitro supremo de quién ha de nacer y de quién no.

14. La privación de vida intrauterina no le hace nada bien a la libertad, aunque sí al libertinaje propio de todo exceso carente de sabiduría.

15. Si en el Perú no existe la pena de muerte ni para los peores criminales. ¿Cómo es que podemos aceptar la pena de muerte para un embrión que ni siquiera tuvo tiempo de cometer ningún error y ni siquiera puede defenderse?, ¿Es esto justo?, ¿es esto humano?.

16. Además, la defensa de la vida no es sólo cuestión de religión, sino de ética, de dignidad, de derechos humanos y de civilización.

17. Recuerda que también tú fuiste un embrión, un feto. Hoy vives, por eso ama y defiende la vida y alaba al Señor tu Dios.

+ HECTOR MIGUEL CABREJOS VIDARTE
Arzobispo Metropolitano de Trujillo
Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

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