20.2.08

Valoración de los programas de educación en la abstinencia para prevenir las infecciones por el VIH


PROVIDA PRESS N°269 A la vista de los resultados obtenidos en Uganda para prevenir la expansión de la infección por el VIH, en donde un programa combinado que prioriza la abstinencia y fidelidad en las relaciones sexuales, ha dado resultados muy positivos, se han implementado los programas de abstinencia sexual para prevenir la infección por este terrible virus.


Ahora en una amplia revisión (BMJ DOI: 10.1136/BMJ.39245. 446586.BE, publicado el 19-IX-2007) se valoran los resultados de diversos programas de abstinencia sexual para prevenir la infección por VIH llevados a cabo en países desarrollados. Se evalúan un número considerable de trabajos, sin restricciones lingüísticas o geográficas, realizados hasta febrero de 2007.

De ellos, los evaluadores seleccionan 13 estudios.

A nuestro juicio, el dato más importante a tener en cuenta es en qué han consistido los programas de educación sexual en los 13 trabajos que se han considerado bien realizados, especialmente haciendo referencia a su dimensión. En cada uno de los 13 programas se impartieron el número de sesiones que se indica: 8, 5, 10, 23, 1, 5, 5, 5, 6, 52, 180, 720, 72. A la vista del escaso número de sesiones que se impartieron en cada uno de los programas, lo primero que cabría preguntarse es si es posible cambiar los hábitos sexuales de cualquier joven o adolescente con unos programas que en ocho ocasiones estaban compuestos por menos de 10 sesiones de aprendizaje. No parece que con tan reducido tiempo de programa educativo se pueda modificar ningún hábito de vida, ni mucho menos los hábitos sexuales, cuando por otro lado existe una continua e intensa contraprogramación con la constante presión que los diversos medios de comunicación social ejercen sobre los jóvenes.


Da la impresión que educar en la sexualidad no consiste en impartir 10 clases, como no se ama a la patria por escuchar 10 arengas, ni se adquieren hábitos de cooperación por asistir a 10 lecciones magistrales sobre esta materia.


Se cambia de hábitos cuando se vive en un ambiente, especialmente el familiar, que presente esas conductas como dignas de ser vividas, como la mejor posibilidad de ser felices. Este es el único camino para prevenir el sida, evitar las relaciones sexuales promiscuas, mostrar el valor de la fidelidad en el matrimonio, fidelidad que sólo se puede alcanzar cuando la voluntad de los jóvenes haya sido educada en esos valores.

Sin duda, el gran trabajo que habría que realizar para valorar la eficacia de un adecuado uso de la sexualidad, es vivir esta potencialidad humana como parte de algo muy superior que es el amor humano, y determinar en qué medida el contagio por el VIH se da entre aquellos jóvenes que por sus familias han sido educados para ejercer su sexualidad de forma plena únicamente dentro del matrimonio. Por ello, no es inesperado que los resultados del trabajo que se comenta concluyan afirmando que “los programas que exclusivamente promueven la abstinencia sexual no pueden ser efectivos para prevenir la infección por VIH en los países desarrollados”.


Naturalmente que tienen que fallar, pues la abstinencia sexual previa al matrimonio solo puede ser entendida como un medio para hacer más rica la relación sexual dentro del matrimonio, y esto no se consigue con cursillos de 10 clases, se consigue viviendo estos valores en la familia.


Nota del Editor:


El artículo citado fue publicado en la edición del 20 de agosto del 2007, para ver el artículo completo en inglés siga el siguiente enlace: BMJ

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