9.2.07

El cielo de Lima lloró emocionado




Impresiones de la Marcha Provida en el día de los Santos Inocentes




Por José María Bellido Zurdo






El pasado 28 de Diciembre, día de los Santos Inocentes, tuvo lugar en Miraflores, Lima, una marcha para denunciar la matanza de tantos niños no nacidos por el aborto —más de 80 millones al año en el mundo— y para mostrar con imágenes reales la crueldad que supone.

Participaron unas cien personas con cinco grandes banderolas y casi un centenar de pancartas pequeñas.

El punto de encuentro fue la sede de Ceprofarena —Centro de Promoción de la Familia y Regulación Natural de la Natalidad—, sito en Avda. General Suárez 259.

Uno de los organizadores motivó la importancia del acto que íbamos a realizar. Íbamos a salir a la calle para alzar la voz por tantos millones de niños no nacidos inocentes que son asesinados en el vientre de su madre, y lo íbamos a hacer mostrando con fotos cómo quedan los niños abortados, para que remueva todas las conciencias de los que las vean. También íbamos a rezar en el recorrido el Santo Rosario, para pedir a Dios por las madres embarazadas y sus hijos, y para pedir perdón en nombre de la humanidad por tan horrible pecado.

Después de rezar una oración se comenzó la marcha. En ese momento el cielo de Lima se cargó de nubes y empezó a llover, cosa bastante rara en Lima. Parecía que el Cielo se emocionaba y que a Dios le consolaba mucho este gesto que estábamos haciendo.


Realmente son horribles las fotos que mostrábamos, tal como dijo un joven que las vio: ¡Dios mío, que horribles fotos! Pero lo más trágico no son las fotos, sino que se sigan cometiendo tales crímenes, algo que no podemos de dejar de denunciar con toda su crudeza. Sabemos que una imagen dice más que mil palabras. Muchísimas personas quedaron hondamente impresionadas al ver tales imágenes. La mayoría se solidarizaba con nosotros y nos daba las gracias y nos felicitaban. Incluso algunos nos ayudaron a repartir las hojas impresas que llevábamos y se unieron a la marcha hasta el final. Sólo unos pocos de los transeúntes tuvieron la osadía, a pesar de ver las fotos, de manifestar su apoyo a tan horrible crimen. Una señora, por ejemplo, lo defendía como si fuese “un derecho”, en atención a una vida “digna”, por supuesto, que no se refería a la vida de los niños abortados.

Durante el recorrido de dos horas que duró la marcha, fuimos rezando el Santo Rosario, deteniéndonos en algunos puntos para rezar cada misterio. Pusimos especial énfasis al rezar el Avemaría en decir en alta voz “bendito el fruto de tu vientre, Jesús”, para que todos lo oyesen. También, cuando decíamos “ruega por nosotros pecadores”, pedíamos especialmente por todos aquellos que propician el aborto y por todos los que por su pasividad y cobardía permiten que se legalice en sus países. Lo íbamos rezando por grupos de doce personas, porque era difícil hacerlo todos juntos y no teníamos megafonía.

A la vez que portábamos las pancartas repartíamos diversas hojas impresas que explicaban nuestro objetivo: una hoja era sobre la matanza de Herodes y el aboto; otras sobre oraciones por los niños no nacidos y sus madres; una tercera hoja era sobre la adopción espiritual de niños no nacidos…
No sólo se repartió a los que transitaban por la calle, sino dentro de las tiendas comerciales, de las farmacias, de los ómnibus y de los taxis que paraban en los cruces.

Después de dos horas de dar este testimonio callejero, regresamos al sitio de partida. Todos estábamos muy contentos de haber participado. Allí tuvimos un cambio de impresiones sobre lo que nos había suscitado la marcha por la vida. Algunos transeúntes partidarios en principio del aborto, al ver las fotos de los niños abortados se pusieron a conversar con nosotros y a cuestionarse su postura.
También algunas participantes dieron su testimonio. Así, una señora nos contó que ella no podía tener hijos y le pedía a Dios con insistencia desde hacía catorce años de matrimonio que le concediese tener uno. Le habían dicho los médicos que era imposible, pues tenía las trompas obstruidas. El Señor la escuchó y tuvo una niña, y nos la mostró toda satisfecha pues ahora tenía unos trece años y también había participado en la marcha provida. Ella se hacía la siguiente reflexión: ¿Cómo es posible que haya personas que no quieran a sus hijos, mientras haya otras que no los pueden tener?

Otro participante nos contó una noticia que le había impresionado mucho y que le había movido a tomar parte en la causa provida. Una mujer estaba embarazada y por ecografía le dijeron que su hijo padecía de mongolismo o síndrome de Down, que iba a ser un retrasado toda su vida. Algún médico le aconsejó que abortara. Ella estaba dispuesta a hacerlo pero antes de cometerlo se arrepintió, y más tarde dio a luz a un niño “mongolito”, que por cierto, son muy cariñosos. A los diez años, la madre se quedó ciega, y su hijo era para ella, sus ojos, pues la acompañaba a todas partes. Ella se ganaba la vida en un mercado vendiendo y gracias a su hijo ha podido seguir trabajando.
Otra participante de la marcha, madre de familia, nos contó que ella se había practicado cinco abortos obligada por su esposo. Cuando le obligó a realizarse el sexto, y se dirigía hacia el sitio donde se lo iban a hacer, iba suplicándole a Dios para que la librase de tan horrendo pecado. Cuando llegó al médico abortero, éste la examinó, y al ver que estaba muy débil, por la gran anemia que padecía, se negó a practicar el aborto porque corría mucho riesgo de morir en la intervención. Dios escuchó su oración y tuvo una niña. Después se negó a realizarse más abortos, y después de haber tenido cuatro hijos más, el esposo la abandonó. Ella nos contó que ahora estaba en paz, que participaba de un grupo de oración católico y que sabía que Dios la había perdonado de tan horribles pecados.

Otra participante también nos contó que ella se había realizado un aborto cuando no era creyente y en ese momento no creía en nada. Gracias a un grupo de oración también se convirtió a Dios y ahora se da cuenta de la maldad de lo que hizo.

Después de estos testimonios, varios de los organizadores nos alentaron a seguir batallando por la defensa de los niños no nacidos, a perseverar en las manifestaciones por la vida, y hacer cada uno lo que pueda en su lugar de trabajo. Nadie puede estar indiferente en este asunto, pues como dice un refrán: “tu indiferencia te hace cómplice”.

Una señora representante de Ceprofarena nos invitó a los cursos de enseñanza del método Billings (método natural de regulación de la natalidad) que tendrán lugar en el próximo mes de enero. También se nos habló del Centro de Ayuda a la Mujer que ha puesto en funcionamiento Ceprofarena, para todas aquellas madres embarazadas que están indecisas y en grave riesgo de abortar.

Todos quedamos emplazados para participar en la próxima marcha provida que tendrá lugar en el DÍA DEL NIÑO NO NACIDO, 25 de marzo, fiesta de la Anunciación, de la concepción virginal de Jesús en el seno de la Virgen María.

Los que estén interesados en prestar algún servicio en la causa provida pueden llamar a Ceprofarena e informarse al teléfono 2426130.

Finamente la presidenta de la Coordinadora Nacional Unidos por la Vida nos dio las gracias por nuestra participación y nos alentó a seguir dando nuestro testimonio a favor de la vida humana.

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